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PiServer con Docker – Parte 5: Instalación de un VPN personal

Usuario de wireguard en una cafetería

Por si os incorporáis ahora a esta serie de tutoriales, antes de empezar voy a resumir un poco lo que hemos visto en artículos anteriores.

  • Parte 1: Hemos instalado el sistema operativo a una Raspberry
  • Parte 2: Hemos explicado qué es Docker y sus componentes, y hemos instalado en nuestro equipo Docker y Docker compose.
  • Parte 3: Hemos instalado nuestro primer Docker (Esto lo podemos hacer en una Raspberry o en un ordenador con cualquier Linux derivado de Debian o Ubuntu)
  • Parte 4: Hemos explicado unos cuantos comandos útiles para resolver problemas y gestionar nuestros Dockers.

En este artículo vamos a instalar nuestro segundo Docker, pero lo haremos mucho más rápido que el primero, porque voy a suponer que tenemos los conceptos más claros. Si os habéis incorporado ahora en el tutorial y no queréis ver los anteriores os recuerdo que para hacer lo que se indica aquí necesitáis 3 cosas.

  • Tener una Raspberry Pi con Raspberry Pi OS lite instalado (Se explica cómo instalarlo en el primer tutorial), o un equipo con un sistema operativo linux derivado de Debian o Ubuntu, aunque sea un PC estándar.
  • Tener instalado en ese equipo Docker y Docker Compose (Se explica cómo instalarlo en el segundo tutorial).
  • Para poder hacer todo lo que se indica en este artículo es completamente necesario que vuestro proveedor de internet os de una dirección de IP pública (ya sea una IP fija o dinámica, pero al menos que sea una IP accesible desde internet, o sea, desde fuera de vuestra conexión). A veces, para abaratar conexiones, los operadores comparten la misma dirección IP con varios usuarios (es una tecnología que se llama «CGNat») y así es imposible crear un servidor de absolutamente nada (Vodafone es muy de hacer estas cosas). Si vuestro proveedor os da una conexión de este tipo, hablad con su servicio de atención al cliente. Muchas veces el cambio a una ip pública es gratuíto. Si no os lo ofrecen, tendríais que cambiar de operador de internet. No queda otra.
  • Tener en la carpeta de nuestro usuario una carpeta llamada «docker». Algo así:
/home/<carpeta_del_usuario>/docker
¿Y qué VPN vamos a instalar? ¿OpenVPN? ¿Wireguard? ¿IKEv2? ¿L2TP con IPSec? ¿Alguno raruno que te vas a sacar de la manga?
Otro usuario de wireguard en una cafetería

No, usuario anónimo. No nos vamos a poner a hacer saltos mortales en este artículo. Creo que lo mejor en este caso es instalar Wireguard. Es un sistema muy extendido, rápido y fiable. Dado que el objetivo es ponerlo a funcionar en instalaciones domésticas (hemos venido a aprender) y dado que no quiero meteros miedo con instalaciones «extrañas», vamos a tirar por la vía más sencilla de instalación. La instalación oficial de Wireguard en Docker es algo complicada para el nivel que queremos tener en estos tutoriales, sobre todo a la hora de gestionar usuarios (crear usuarios nuevos, eliminar los ya existentes, etc…). Por eso, en lugar de usar el docker oficial, haremos la instalación de otro sistema que se llama WG-Easy, que…

¡¡Pero qué me estás diciendo!! ¡¡No me lo puedo creer!! En el segundo artículo nos das la chapa acerca de que no debemos instalar nunca Dockers que no provengan de desarrolladores oficiales y ahora me mandas instalar algo de un ¿hacker Ruso?. El experto en docker que nos has presentado hace un par de tutoriales no estaría de acuerdo con ésto. 

¿Pero qué hacker ruso ni qué…? A ver: WG-Easy es un proyecto que intenta resolver dos problemas: Por un lado hacer la instalación de Wireguard mucho más sencilla y por otro darnos un interfaz gráfico para gestionar los usuarios. El proyecto está publicado en Github, donde puedes ver los nombres de los desarrolladores. Y si aún así tienes dudas sobre si este software es maligno, eres completamente libre de inspeccionar el código y compilarlo por tu cuenta para comprobar que no tiene ningún virus ni sorpresas ocultas (Esa es la magia del software libre).

Sin más preámbulos vamos a seguir el mismo esquema que usamos en el artículo de Pi-hole para no liarnos en estos primeros pasos.

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PiServer con Docker – Parte 4: Gestión de imágenes, contenedores, volúmenes y logs de Docker

En el pequeño reguero de artículos que hemos hecho sobre Docker en Raspberry Pi, hemos aprendido primero a instalar el último sistema operativo en el dispositivo, luego hemos aprendido qué es un Docker y cómo instalarlo y por último hemos instalado nuestro primer Docker en el dispositivo (Pi-hole).

Ya, ya, si todo muy bien, pero resulta que mi gato hoy estuvo paseándose por el teclado. No sé qué pasó, pero el docker ahora no me está funcionando bien. Voy a reinstalar todo para...

¡Espera! Cuando tienes problemas con Docker, antes de optar por soluciones extremas, primero hay que intentar saber qué es lo que está pasando. En este artículo vamos a pararnos para ver algunos comandos útiles cuando tenemos una instalacion de Docker entre las manos. Docker no sólo es instalar un Docker y ya está. Si queremos aprender a manejarlo con soltura y a resolver incidencias con él, todo lo que veamos en éste artículo nos va a resultar muy útil.

Tened claro que en este artículo no vamos a hacer instalaciones de ningún Docker a mayores en nuestro equipo. Es un artículo meramente informativo y orientado a ampliar y asentar los conocimientos que estamos adquiriendo acerca de este sistema.

Comandos para manejar imágenes.

Como ya os dije en el segundo artículo, una imagen es algo similar a un paquete de instalación de un programa. Tiene todo lo que necesita el software que vamos a instalar para que funcione correctamente (sistema operativo, bibliotecas y código del programa), pero no se está ejecutando continuamente, sino que la imagen sólo se usa en el momento de la instalación para crear lo que luego llamaremos el contenedor.

Hay algunos comandos útiles para gestionar estas imágenes. Veámoslos.

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PiServer con Docker – Parte 3: Instalación de Pi-Hole.

Página web de Pi-hole

En el primer tutorial que hemos hecho en esta serie, hemos visto cómo podemos instalar correctamente el último sistema operativo a una Raspberry. El segundo artículo era mucho más teórico y en él hemos aprendido qué es Docker, para qué sirve, ventajas que tiene y también lo hemos instalado en nuestra Raspberry (o en nuestro Debian, que también hemos enseñado cómo se instala en ese sistema), de forma que el dispositivo ha quedado preparado para poder añadirle todos los Dockers que queramos.

Ahora vamos a empezar la juerga. En este artículo vamos a instalar nuestro primer Docker, y recordad que aunque estoy orientando este tutorial a Raspberrys, es aplicable también a cualquier dispositivo que use una distribución Linux derivada de Debian (Ubuntu Server, por ejemplo). El objetivo es tener un servidor doméstico que nos haga un montón de cosas en nuestro hogar, y creo que empezar instalando «Pi-Hole» es un buen comienzo.

Me suena eso de Pi-hole. ¿No lo habíamos instalado ya en otro artículo?
Router

Sí Usuario Anónimo. Lo habíamos instalado en este tutorial, pero de forma tradicional, sin usar docker. En este caso vamos a usar esta tecnología para usarlo y mantenerlo «encapsulado», de forma que no interfiera en otros procesos. En concreto usaremos docker compose tanto en este como en los siguientes tutoriales. Usaremos esta primera instalación como guía principal para los artículos posteriores en los que no nos vamos a parar tanto en explicaciones.

Para los que no lo conozcan, Pi-hole es un programa que actúa en nuestra red como servidor de DNS, pero es un servidor de DNS muy especial, porque lo que hace es quitarnos la publicidad de las aplicaciones de todos los dispositivos de nuestro hogar. Incluso en dispositivos en los que es imposible instalar un bloqueador de publicidad (como en una televisión) nos permite que el dispositivo no muestre publicidad en ningún momento. Es más: imagínate que invitas a alguien a tu casa y le das la contraseña del WiFi. Por el simple hecho de conectarse a tu WiFi, esa persona ya estaría navegando sin publicidad.

Pues sí que mola. Pues hala: dinos ya cómo se instala que tú en seguida te dispersas. 

Tal y cómo dije, vamos a seguir la misma estructura en las instalaciones posteriores, así que tened los puntos principales de este artículo siempre bien claros.

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PiServer con Docker – Parte 2: ¿Qué es Docker? Ventajas, componentes, tipos de Dockers e instalación.

Hemos visto en nuestro último artículo cómo instalar la última version de Raspberry Pi OS en una Raspberry, de forma que quede lista para funcionar como servidor. A partir de ahora vamos a ver cómo instalar varios programas que harán que nuestra Raspberry se convierta en un magnífico servidor doméstico. Sin embargo vamos a instalarlos de una forma un poco especial. En lugar de instalar los programas directamente en el sistema operativo, vamos a usar Docker para meter cada uno en un contenedor separado para que…

Espera, espera. ¿Por qué te complicas tanto la vida? ¿Para qué me va a interesar hacer cosas raras con los programas que vamos a instalar si al final el objetivo es simplemente que funcionen? ¿No podemos simplemente instalarlos y ya está? Hay que ver cómo te gusta retorcer las cosas, majete.

Si no tuviera sentido no estaría aquí dando la chapa y estaría escribiendo sobre otra cosa, Usuario Anónimo. En realidad, sobre todo en servidores, tiene mucho sentido usar Docker en lugar de instalaciones directas de los programas. En este artículo vamos a ver, en primer lugar las ventajas de usar Docker respecto a hacer instalaciones directas para montar un servidor. Luego analizaremos qué tipos de Dockers son los más adecuados para su uso en pequeñas instalaciones y por último aprenderemos a instalar Docker tanto en una Raspberry como en un servidor Debian.

Vale... lo que quieras, pero ¿Qué demonios es eso de docker?

Tiene razón. Debería haber comenzado por ahí. Hazte la imagen mental de que Docker es como un conjunto de archivos empaquetados, sólo que con la característica de que tienen todo lo necesario para que funcione la aplicación que quieres usar (y cuando digo todo lo necesario me refiero a TODO. Archivos, dependencias, librerías, configuraciones, etc…). En lugar de hacer la instalación de la aplicación, haces la instalación de ese docker en concreto, y si lo has hecho correctamente, todo debería funcionar exactamente igual que haciendo la instalación de la forma «tradicional».

Que sí. Vale. Hurra por empaquetar todo, pero ¿Eso de qué me sirve? Si me estás diciendo que al final va a funcionar todo igual. Sigo preguntándome para qué te complicas tanto la vida. 

Te voy a poner varios ejemplos en los que vas a ver claro que instalar de esta forma las aplicaciones en un servidor tiene su utilidad.

1) Ventajas de usar Docker en un servidor.

Caso 1: Aplicaciones separadas que requieren versiones diferentes de componentes del sistema (Gestión de dependencias)

Imagina que, por ejemplo, quieres instalar en un único equipo dos aplicaciones que actúen como servidores independientes, por ejemplo, un servidor de Nextcloud y un servidor de OSTicket (podrían ser otro tipo de servicios. Esto sólo es un ejemplo). Puede que la configuración que requiera uno de estos servicios sea diametralmente opuesta a la que requiere el otro. Por ejemplo, puede que uno necesite un componente de linux superior a la versión 8, pero el otro sólo pueda trabajar con versiones inferiores a la 7. En este caso no podrían coexistir las dos instalaciones en el mismo sistema. Docker resuelve este problema, porque cada una de las instalaciones se convertiría en completamente independiente de la otra al estar empaquetadas en dos contenedores distintos. Cada una podría tener sus componentes y ser incompatibles los de un contenedor con el otro, pero funcionar de forma independiente. Cada contenedor sólo debe preocuparse en satisfacer las dependencias de sus componentes, sin preocuparse de las dependencias de otros contenedores que corran en el mismo sistema operativo base.

Caso 2: Paradas, cuelgues o reinicios controlados de una única aplicación.

Imagina ahora que tenemos de nuevo dos aplicaciones en el mismo hardware. Ambas usan el servidor Apache y hemos hecho cambios en una de ellas, pero hemos metido la pata hasta el fondo y ahora, por el motivo que sea, el servicio apache no arranca. Si hubiéramos hecho la instalación de las dos aplicaciones sobre el mismo servidor sin «empaquetarlas», ambas se verían afectadas por la incidencia y ninguna de las dos funcionaría. Con Docker, al correr cada una de forma independiente en dos servidores Apache independientes, lo que hagamos en una no interfiere nunca en lo que hagamos en la otra, por lo que nos podemos equivocar y estropear uno de los dockers pero el otro no se vería afectado en absoluto. Se habrá caído el primero y lo deberemos arreglar, pero el segundo ni se entera. Es más… podemos parar o reiniciar completamente uno de los Dockers y el otro simplemente seguiría funcionando sin preocuparse de lo que hubiera pasado fuera de su empaquetado. Al final, la única forma en la que un contenedor de Docker pueda afectar a otros es que esos contenedores compartan recursos (almacenamiento o tráfico de red). Por ejemplo, si un contenedor se pone a escribir datos en el disco sin parar y llena el disco, evidentemente puede poner todo el sistema en riesgo, pero supongo que entiendes que es un caso muy concreto y obvio.

Caso 3: Rollbacks controlados..

Ahora imagina que sólo tenemos una aplicación. Le hemos realizado una actualización pero descubrimos que esta nueva versión tiene un fallo crítico o no es compatible con ciertos componentes del sistema. En un entorno sin Docker, volver al estado anterior (rollback) puede llegar a ser complicado y arriesgado. A lo mejor tenemos que revertir cambios en todo el sistema y podríamos estar afectando a otras aplicaciones. Sin embargo, con Docker, podemos realizar rollbacks de manera controlada y aislada. Podemos volver a una versión anterior de la imagen de Docker de esa aplicación específica sin afectar otras partes del sistema. Esto nos daría tranquilidad a la hora de deshacer cambios (sabríamos que aunque tocáramos esa aplicación, el resto del sistema se mantendría estable).

Caso 4: Portabilidad

Si hemos desplegado nuestra aplicación en Docker, podremos llevarla junto con todas sus dependencias a cualquier otro equipo que tenga Docker instalado, ya sea en la nube o en un servidor local. Y esto en particular es algo que está muy bien. Por ejemplo, podemos probar nuestra aplicación en un entorno local y si vemos que funciona correctamente, luego podemos migrarla a entorno de producción o a una máquina en la nube sin tener que preocuparnos por configuraciones complicadas o diferencias en el sistema operativo principal de la máquina. Por ejemplo, podemos pasar una aplicación que ya está funcionando en un Debian a un Red Hat o viceversa. Y de nuevo… ¡¡Esto mola mucho!!

Caso 5: Escalabilidad

Esto es algo que viene derivado del caso 4. Imaginaos que tenemos una aplicación en producción (por ejemplo una página web). Funciona perfectamente, pero vemos que nuestra página ha tenido un éxito inusitado y cada vez entra más y más gente y nuestro servidor empieza a no ser suficiente para tramitar tantas peticiones. Las solicitudes de nuestros usuarios empiezan a ir más lentas e incluso se caen. La portabilidad de Docker nos permitirá migrar todo a un servidor más rápido de forma sencilla, otorgándole más recursos en un nuevo sistema.

Y para los más técnicos sólo una puntualización sobre este último punto: para escalar de forma eficiente hay más herramientas que facilitan esta labor y que no vamos a explicar en este artículo (como kubernetes). De momento no vamos a entrar en ellas.

Podría poner más ejemplos, pero creo que a grandes rasgos se entiende que en un servidor mola mucho tener las aplicaciones dockerizadas. Te da mucha libertad a la hora de cambiar la aplicación de servidor y el hecho de tener dependencias separadas puede resolver muchos problemas.

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PiServer con Docker – Parte 1: Primeros pasos hacia un servidor con Docker

Conectores de una raspberry

Hace ya unos cuantos años creamos en este mismo blog una serie de tutoriales para aprender a montar un servidor casero con una Raspberry. Empezamos aprendiendo a instalar Raspbian, que era de aquella el sistema operativo oficial para estos dispositivos, y después hemos ido montando sobre ese sistema un montón de «Servicios» para nuestro hogar. Pi-hole, un servidor de VPN, clientes de aMule y Transmision y hasta un servidor de Plex.

El tiempo ha pasado y han cambiado muchas cosas. Raspbian ha evolucionado y ahora se llama «Raspberry pi OS». Además ahora tenemos herramientas mucho mejores que nos facilitan mucho la vida a la hora de instalar y configurar el sistema, y tenemos tecnologías maduras que nos permiten montar todo de forma muchísimo más sencilla. Así que creo que es un buen momento de volver a explicar de nuevo todo lo que hemos montado de aquella. Seguiré enfocando estas guías a gente que está empezando en el uso de estos dispositivos y que no tienen ni idea de Linux (Creo que es la forma correcta de abordar este tema), por lo que os ruego a los expertos que me perdonen si me paro en exceso explicando comandos demasiado «basicos». Además también quiero introducir unos cambios muy importantes respecto a lo que hicimos hace unos años:

  • Vamos a adaptar estos tutoriales a las nuevas tecnologías y sistemas que han ido apareciendo en los últimos años.
  • Antes de ponernos a instalar cosas, vamos a aprender qué es docker, para qué sirve y cómo se usa (tendremos un artículo íntegramente de este tema)
  • Una vez que sepamos usar docker, vamos a emplearlo para instalar todo lo que habíamos instalado en los tutoriales anteriores (Sí… será como una repetición de esos mismos tutoriales pero usando docker).
  • Y una vez que sepamos montar todo lo que ya habíamos montado previamente ¿Por qué no aprender a instalar muchas más cosas en nuestro servidor?
Bueno... muchas más cosas no podrán ser. Una Raspberry es un dispositivo muy limitado y como le metas mucha caña seguro que acaba explotando. 
Raspberry sobre un macbook

Para tu información, Usuario Anónimo, todo ese software (sin dockerizar) lo he llegado a usar activamente, todo a la vez, en una mísera Raspberry Pi 2. Las Raspberrys actuales tienen más núcleos, más capacidad de proceso, más memoria y procesadores de 64 bits en lugar de 32 por lo que son mucho más potentes y pueden hacer más cosas a la vez. Aún así es evidente que no tienen las capacidades que pueda tener un ordenador completo moderno, pero sí que tienen potencia más que suficiente como para aguantar con todo esto y más.

En todo caso es importante indicar una cosa. Excepto este primer tutorial (Que está enfocado a la instalación del sistema operativo en una Raspberry), el resto de artículos podréis usarlos tal cual en cualquier instalación linux basada en Ubuntu o Debian. Así que lo que aprendamos aquí podremos aplicarlo a instalaciones más complejas.

¿Qué necesitamos para seguir el tutorial?

Para poder montar nuestro pequeño servidor vamos a necesitar lo siguiente:

  • Un ordenador (Da igual que tenga instalado Windows, Mac OS o Linux). Lo necesitaremos para acceder a nuestra pequeña raspberry porque a ésta ni siquiera le vamos a conectar un monitor. Trabajaremos con ella siempre de forma remota.
  • Una placa Raspberry Pi. Para los proyectos que crearemos, nos servirá cualquiera desde la Raspberry Pi 3 en adelante. Incluso una Zero 2 W nos podría servir (Ojo: una zero normal no nos serviría porque no soportaría un sistema operativo de 64 bits). Una sencilla búsqueda en Amazon os muestra algunas opciones.
  • Una tarjeta de memoria Micro SD que hará las veces de disco duro de nuestra Raspberry. Vamos a meterle bastante caña, así que intentad ponerle una decente (no la compréis en el bazar de al lado de casa. Coged una en una tienda de informática de confianza). Os recomendaría usar una de un mínimo de 32 GB de almacenamiento. Este enlace os da algunas opciones.
  • Necesitamos que nuestro ordenador pueda escribir en esa tarjeta de memoria, así que si no tiene un lector de tajetas compatible, necesitaríamos ponerle un adaptador USB que permita escribir en ella. Me refiero a algo como esto.
Adaptador usb-MicroSD
  • Os recomiendo encarecidamente conectar la raspberry con un cable de red directamente al router. Evidentemente no podremos hacerlo si usamos una Raspberry Pi Zero 2 W, pero si no es así, buscad un cable de red y hacedle un sitio a la raspberry al lado del router. Usad sólo la conexión WiFi de la Raspberry como última opción.
  • Para muchos de los proyectos que vamos a hacer, vamos a necesitar mapear puertos en el router que os otorga conexión a internet, así que tened a mano las credenciales de acceso al vuestro.
  • A colación con este último punto, voy a suponer que sabéis todo lo referente a direcciones IP (Sabéis qué es una dirección ip, qué segmento de IP’s estáis usando en vuestra instalación, etc…). Suelo detenerme en cada punto en este tipo de tutoriales, pero pararme a explicar qué es una dirección IP tal vez sea excesivo.

Es importante indicar que, con la excepción de este primer tutorial, el resto de lo que vayamos a aprender se va a poder aplicar tanto en una Raspberry como en cualquier otro equipo en el que hayáis instalado una distribución Linux (al menos las derivadas de Debian y Ubuntu).

Sin más preámbulos, vamos a ver cómo podemos instalar un sistema operativo optimizado para funcionar como servidor en nuestra Raspberry.

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Arrancar una Raspberry desde un disco duro externo o un «pen drive».

Las Raspberrys son dispositivos modestos en cuanto a prestaciones, pero son muy versátiles, ya que se les puede dar muchísimos usos diferentes. Por ejemplo, la web desde la que estás leyendo este artículo está alojada en una raspberry (tu ordenador se ha puesto en contacto con mi raspberry y ésta te ha enviado la información para que puedas leer este artículo).

Sí, sí... mucha Raspberry y mucho "internet de las cosas", pero la mía ya se fusiló dos tarjetas de memoria. Acabó destrozándolas y dando problemas. 

Tienes razón, usuario Anónimo. Una Raspberry es como un ordenador completo en miniatura y el equivalente en una Raspberry al disco duro que tienen nuestros ordenadores es una simple tarjeta de memoria microSD. Esto puede suponer ventajas e inconvenientes. Por un lado usar una tarjeta SD le permite tener a la raspberry un tamaño mínimo para poder funcionar con normalidad, y además el precio de una de estas tarjetas suele ser muy bajo y por tanto asequible.

Sin embargo con tarjetas MicroSD no podemos alcanzar los tamaños de almacenamiento que tenemos en un disco duro normal ni las velocidades que podemos alcanzar con un disco duro SSD. Además la experiencia me ha demostrado que si a una tarjeta SD le metes mucha caña (le pides a tu dispositivo que le haga muchas lecturas y escrituras) al final acaban fallando de alguna forma (o bien dando errores o directamente dejando de funcionar). Es factible que si usas una Raspberry en esas circunstancias (haciendo muchas lecturas y escrituras) en cualquier momento la tarjeta te deje tirado, ya que las Micro SD no están en absoluto preparadas para una carga de trabajo intensa, sobre todo las de bajo precio. Seguramente eso es lo que te ha pasado a ti.

Pero dependiendo del uso que le demos a la Raspberry todos estos problemas pueden tener una solución sencilla, que no es otra que hacer que la Raspberry pueda arrancar desde un disco duro normal y corriente conectado a uno de sus puertos USB, y en este artículo vamos a explicar cómo conseguirlo.

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La forma más sencilla de instalar varios sistemas operativos a la vez a una Raspberry.

Una Raspberry Pi es un dispositivo que destaca por su versatilidad. Por ejemplo, podemos transformar esa diminuta placa en todo un ordenador de escritorio con sólo instalarle en la tarjeta SD el sistema operativo adecuado, y lo mejor es que tenemos un montón de sistemas operativos dónde elegir. Raspbian suele ser la mejor elección para la gran mayoría de la gente, pero podemos instalar otros sistemas como Gentoo, Ubuntu Mate o FedBerry, entre otros, para realizar esa labor.

Pero no se trata del único uso que podemos darle. Instalando otros sistemas operativos podemos convertir nuestra Raspberry en una consola de videojuegos, en un centro multimedia, en un servidor… y lo mejor es que existen un montón de sistemas operativos ya moldeados para cada uno de los usos que queramos darle. Si se trata de convertir nuestro aparato en una consola de videojuegos, podemos elegir entre Recalbox, Retropie y Batocera (entre otros), o si se trata de crear un centro multimedia para reproducir películas, podríamos optar por Rasplex, LibreELEC u OSMC también entre otros.

Si tenemos claro que a nuestra Raspberry le vamos a dar un único uso, no vamos a tener problemas, pero cuando queremos usar varios sistemas operativos en ella, podemos optar por varias soluciones. La mas sencilla es grabar una tarjeta para cada sistema operativo que queramos usar. Si queremos cambiar de sistema, podemos apagar la Raspberry, cambiar la tarjeta y volverla a encender. Así de fácil. Sin embargo si queremos tener varios sistemas en la misma tarjeta, crear esa tarjeta puede resultar un poco más complicado. En este tutorial vamos a aprender la que, a mi entender, es la forma más sencilla de todas de crear una tarjeta para la Raspberry con varios sistemas operativos a la vez.

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Cómo hacer optimizaciones de velocidad básicas en WordPress

Cuando me animé a pasar de hospedar este humilde blog en un hosting «de verdad» a una simple Raspberry pi situada encima de mi mesa noté una reducción de velocidad en la navegación considerable.

¡Hombre! Es que no puedes comparar la velocidad que puede darte un hosting, que tendrá servidores y líneas dedicadas, a la que te puede dar una Raspberry, que es un equipo muy simple. Claro que tiene que ir mucho más lento

¿Otra vez tú dando la nota, Usuario Anónimo? A decir verdad en un principio, tal y cómo dices, achaqué la reducción de velocidad a la falta de potencia de estos dispositivos y la verdad es que no me importaba demasiado puesto que el objetivo de este blog no es ni ganar dinero (ya veis que no tengo publicidad) ni tener miles y miles de visitas, así que debido a esto nunca dediqué el suficiente tiempo a optimizar la velocidad del blog… hasta ahora.

Y es que resulta que cuando hablamos de una página con un reducido número de visitas (y cuando hablo de reducido me refiero a unas pocas miles al día) si la página en cuestión está bien optimizada, los usuarios no deberían notar ninguna reducción de velocidad en la navegación por el hecho de hospedarse en un servidor poco potente como es una Raspberry. El problema que tenía yo no era tanto haber pasado a albergar la web en una Raspberry como el no haberme dedicado a optimizarla antes de la migración.

Ya... pero ponerse a picar código y a revisar tablas y configuraciones no es tan sencillo. Al fin y al cabo mucha gente usa WordPress porque es instalar y punto y habrá que tener conocimientos muy avanzados para hacer una optimización así. 

Para nada. Optimizar mínimamente la velocidad de una página realizada en WordPress no tiene por qué complicarse en demasía. Y hazme caso: cuando digo mínimamente me refiero a optimizaciones básicas y sencillas. Si tienes conocimientos avanzados vas a poder optimizar aún mucho más la velocidad, pero con las indicaciones que os voy a dar, que ya os digo que son muy simples, en muy poco tiempo vuestra web podrá disfrutar de una navegación mucho más rápida y fluída.

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Rasplex, OSMC y Kodi en Raspberry: Solución a parones y desconexiones en la reproducción de películas a través de WiFi

Posiblemente uno de los mejores usos que tiene una raspberry es usarla como dispositivo multimedia para una televisión. De esta forma puedes «esmartivizar» (convertir en una smart TV) una televisión que no tenga incorporada la posibilidad de instalarle aplicaciones (Por cierto, aprovecho para pedir por favor a Arturo Pérez Reverte que añada ya el verbo «esmartivizar» en el diccionario de la RAE).

¿Tú crees? ¿Y cuál sería entonces la primera persona del pretérito imperfecto de subjuntivo del verbo esmartivizar?

Como todo el mundo sabe, mi anónimo amigo, sería «esmartivizara» o «esmartivizase». Pero vamos a los asuntos que nos interesan.

Se puede conseguir convertir una Raspberry en todo un reproductor multimedia de varias formas, pero lo más sencillo y habitual es instalar en su «disco duro» (Recordad que una raspberry usa una tajeta micro SD como unidad principal de disco) un sistema operativo especializado en ello. Los tres más habituales son Kodi, OSMC y RasPlex. A pesar de que el desarrollo de Rasplex lleva parado bastante tiempo, para mi Rasplex es el mejor de los tres por su buena interfaz y facilidad de uso, sin olvidar que los otros dos permiten instalar plugins que también permiten reproducir vídeos de Plex, Amazon TV o Netflix, mientras que rasplex no permite reproducir contenido de estas dos últimas plataformas.

Si instalamos uno de estos sistemas para reproducir contenidos remotos en una Raspberry Pi 3 o 3B+, tenemos todo correctamente configurado y además tenemos nuestra raspberry conectada a internet mediante un cable de red, no vamos a tener problema alguno y todo irá como la seda. Pero si optamos por hacer la conexión mediante el interface WiFi de estos dispositivos, aunque tengamos todo configurado correctamente vamos a empezar a tener problemas de todo tipo. En este artículo vamos a ver cómo detectarlos y corregirlos.

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Crea un bot de Telegram para tu Raspberry. Ordénale cosas y habla con ella a distancia.

Seguro que si tienes una Raspberry o un servidor linux encendido todo el día realizando alguna tarea has pensado alguna vez que estaría bien que ese mismo equipo te enviara reportes de lo que está haciendo. O posiblemente en algún momento ha pasado que necesitabas hacerle algún cambio o realizar alguna comprobación pero te has encontrado alejado de dónde está instalada.

Hola. Pues a mi me ha pasado una vez. Tuve que acabar mandándole un mensaje a mi hermana que estaba en casa para que me la reiniciase y...

Bienvenido, usuario anónimo. Tal vez tu hermana pudiera ayudarte en ese momento, pero no siempre vas a tener la suerte de tener a alguien que pueda reiniciar tu equipo o hacer la modificación que necesitas en el momento preciso. En muchos entornos empresariales hay Raspberrys «solas ante el peligro» sin nadie que pueda atenderlas. Una solución que estaría muy muy bien sería poder «hablar» con tu raspberry por medio de algún programa de mensajería, como WhatsApp o Telegram. Podríamos enviarle un mensaje con lo que queremos y la Raspberry nos obedecería. Y también podría avisarnos por mensajería de reinicios inesperados o de cuándo va a realizar alguna tarea concreta. Una comunicación en las dos direcciones en toda regla. En este tutorial vamos a aprender a hacerlo.

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